INTRODUCCION
Los interesantes aportes del Prof. Ramírez
Gómez tratan sobre el papel que el mercado debe jugar en una sociedad
democrática, y con este propósito sugiere que éste debería responder a las
preferencias del gobierno y no a las preferencias individuales. Nuestra réplica
amistosa plantea que este argumento debe ser ampliado para evitar
interpretaciones que lo confundan con las fórmulas experimentadas por las
economías de planificación total, que han mostrado su ineficiencia en la
provisión de valores de uso pertinentes. En este sentido, sostenemos que el
mercado debe estar subordinado a las preferencias individuales facilitando la
libertad de las personas en la elección de alternativas de inversión y consumo,
hasta el punto en que tal ejercicio sólo pueda hacerse sobre el menoscabo de un
razonable ejercicio de libertad por parte de las demás.
EL
SOCIALISMO DE MERCADO
Es una forma de socialismo que está enmarcada dentro de una economía de mercado. Se diferencia de otros socialismos en que utiliza el mercado para la asignación de recursos. En el socialismo de mercado se pueden ver distintos grados de intervencionismo en el mercado.
También se puede
definir que el Socialismo de Mercado se refiere a una economía centralmente
planificada que utiliza el mecanismo de libre mercado para la asignación de
recursos en determinados sectores económicos o bajo determinadas condiciones.
En el socialismo de mercado el Estado se
reserva el control de sectores que considera de importancia estratégica (como
por ejemplo telecomunicaciones, energía, etc.) pero permite la libre
interacción de la oferta y demanda en otros mercados.
Una alternativa
adicional es que el Estado permita que un mercado se rija por las fuerzas de
oferta y demanda una vez de que se cumpla con determinadas cuotas de producción
que quedan bajo su control. Así por ejemplo, el Estado puede permitir que los
agricultores vendan en el mercado su producción de manzanas luego de que hayan
cumplido con entregar al Estado o vender a un precio controlado una determinada
cantidad (por ejemplo 500 kilos al mes).
Tradicionalmente, el socialismo es una
doctrina que exige la sustitución de la propiedad privada por la colectiva en
los medios de producción, cambio y distribución; del mismo modo, pide la
distribución igualitaria de la riqueza y la eliminación de las clases sociales. Los antecedentes del
socialismo son tan antiguos como la propia Historia de la Humanidad, pero el
término “socialismo” fue acuñado a principios del siglo XIX. De hecho, en las
aportaciones de los socialistas utópicos y, sobre todo, en los escritos
de Karl Marx (1818-1883) y Friedrich Engels (1820-1895) se hallan los
antecedentes más inmediatos del socialismo moderno.
En la actualidad,
el socialismo se identifica con posturas ideológicas que aceptan el libre
mercado en lo económico, aunque con una significativa intervención del Estado
para corregir diferencias sociales.
Las características
básicas del socialismo de mercado son:
·
El Estado controla sectores económicos estratégicos:
energía, transporte, telecomunicaciones, banca, etc. En algunos casos se puede
permitir que un determinado grupo de empresas compita en estos sectores pero
bajo regulaciones que impone el Estado (control precios, límites a ciertas
conductas, etc.)
·
Se suelen ofrecer incentivos fiscales y libertad en
la contratación de trabajadores para fomentar la iniciativa empresarial e
inversiones.
·
Los productores de determinados sectores deben
cumplir con cuotas de producción y luego pueden vender sus excedentes en el
mercado.
·
Se busca atraer inversión extranjera.
·
Se promueve la inversión mixta, esto es, la
combinación de propiedad nacional y extranjera.
ORIGEN DEL SOCIALISMO
DE MERCADO
De acuerdo con Milonakis, a pesar que el origen
del término como tal se encuentra en los debates sobre el cálculo
económico en el socialismo en la década de los 20 y 30 del siglo XX, su
idea básica (la combinación del mercado con los aspiraciones del socialismo) se
remontan a los orígenes del socialismo mismo, con la sugerencia de, por
ejemplo, John Stuart Mill, acerca de socialismo descentralizado o «cooperativo»5 y las propuestas de, por ejemplo, Proudhon, acerca de la «autogestión
obrera» a través de la «asociación libre de
productores».
Socialdemocracia
Con posterioridad, esa
aspiración encuentra cabida en el pensamiento de Eduard Bernstein lo que llevó a su incorporación en los partidos adherentes al socialismo
democrático y otros que proponen una economía
mixta, tales como los originados del sistema keynesiano.
Marxismo
Durante el debate
mismo, Oskar Lange retoma el concepto desde un punto de vista que puede ser
llamado neomarxista. En Teoría económica del
socialismo (1937), Lange propuso el uso de mecanismos de mercado
por parte de los planificadores centrales, específicamente, un sistema de ensayo
y error para establecer precios y asignar
recursos, etc. Describe el marxista Teodoro Santana Hernández que no hay que
confundir mercado con capitalismo y afirma que «el conjunto de la economía
planificada y de la economía
de mercado libera las fuerzas
productivas y acelera el desarrollo
económico, condición sine
qua non para el triunfo del socialismo».
Por su parte, el
economista marxista venezolano Manuel Sutherland defiende la tesis de que el
marxismo no defiende ni el control
de precios ni el control
de cambios y siguiendo el Discurso sobre el libre cambio de
Marx enfatiza la defensa del libre comercio como revolucionario y el rechazo al proteccionismo como reaccionario. En palabras del mismo Marx: Pero, en general, el
sistema proteccionista es en nuestro día conservador, mientras que el sistema
del libre cambio es destructor. Corroe las viejas nacionalidades y lleva al
extremo el antagonismo entre la burguesía y el proletariado. En una palabra, el
sistema de la libertad de comercio acelera la revolución social. Y sólo en este
sentido revolucionario, yo voto, señores, a favor del libre cambio.
Con posterioridad, una
serie de desarrollos más o menos complejos o influyentes que, se puede alegar,
repagarían ampliamente un análisis más profundo, dieron lugar a la aparición de
tres modelos específicos de lo que puede ser visto como tentativas de concretar
la visión socialista ya sea dentro de un sistema más general de mercado (por
ejemplo, los kibutz en Israel) o del mercado dentro de un sistema más general
socialista (por ejemplo, el socialismo autogestionario en la entonces república
de Yugoslavia). De interés son los desarrollos que han tenido lugar en la
República Popular China a partir de fines del siglo XX, y que son vistos
específicamente como una implementación de un sistema socialista de mercado15
más conocida, a fin de diferenciar, como economía de mercado socialista.
SOCIALISMO DE MERCADO EN LAS ECONOMÍAS DE LOS ESTADOS
SOCIALISTAS
Históricamente, estos
intentos de socialismo de mercado buscan retener el control del gobierno en los
principios fundamentales de planificación, sobre áreas como la industria
pesada, la energía y las infraestructuras, y a la vez descentralizan las
decisiones a nivel local. Los sistemas de socialismo de mercado también
permiten la propiedad privada de los medios de producción y en servicios, en
ciertos sectores económicos secundarios, y bajo ciertos límites que varían
según el país (en Yugoslavia podían existir empresas de hasta cinco
trabajadores). El mercado se usa para determinar los precios en bienes de
consumo y productos de agricultura, y los campesinos tienen permitido vender
todos o parte de sus productos en un mercado libre, conservando todo o parte de
los beneficios como incentivo para incrementar y asegurar la producción.
Unión Soviética
Nueva Política Económica
El término también ha sido empleado para aludir a los intentos de la
economía soviética para introducir elementos de mercado en el sistema
económico. Más concretamente, sería el primer intento durante los años 20 de
aplicar la Nueva Política Económica (NEP) en la URSS, pronto abandonada.
Ante las críticas de los comunistas de izquierda, Lenin defendió el
«capitalismo de Estado» como una etapa transición que representa la
«preparación material más completa para el socialismo» y aseguró que «el
socialismo es inconcebible sin la gran técnica capitalista basada en la última
palabra de la ciencia moderna». Lenin aseguró que «no somos lo suficientemente
civilizados como para ir directamente al socialismo». Bajo esta política se
permitió cierto grado de libertad de mercado limitada y se implementó tanto un
capitalismo privado regulado como empresas estatales con fines lucrativos. Aunque
el Estado proletario regularía la economía, Lenin indicaba que los sindicatos
debían defender los intereses de clase contra el capital privado y estatal.
En este sentido Lenin diferenció dos formas de capitalismo de Estado:
El capitalismo de Estado en una sociedad en la que el poder pertenece al
capital y el capitalismo de Estado en un Estado proletario son dos conceptos
distintos. En un Estado capitalista, el capitalismo de Estado significa que es
reconocido y controlado por el Estado en beneficio de la burguesía y contra el
proletariado. En el Estado proletario se hace eso mismo en beneficio de la
clase obrera con el fin de mantenernos frente a la burguesía, todavía fuerte, y
combatirla.
Asimismo, Lenin promovió
la creación de sociedades mixtas en las que una parte del capital pertenece a
capitalistas privados por cierto, extranjeros y la otra parte nos pertenece a
nosotros defendiendo esta estrategia dijo que de esa manera aprendemos a
comerciar, cosa que nos hace mucha falta. Sin embargo, el mismo Lenin
reconocía que no era una medida precisamente anticapitalista sino lo contrario,
pero la defendía de la siguiente manera:
Reconocemos con toda
franqueza y no ocultamos que, en el sistema del capitalismo de Estado, el
arrendamiento de empresas en régimen de concesión implica un tributo al
capitalismo. Pero ganaremos tiempo, y ganar tiempo significa ganarlo todo,
sobre todo en una época de equilibrio, cuando nuestros camaradas del extranjero
preparan a fondo su revolución. Y cuanto más a fondo la preparen, más segura
será la victoria. Pero, mientras tanto, tendremos que pagar un tributo.
Por último, el desarrollo y el aprendizaje de la clase obrera ayudarían a
construir el socialismo:
Cuando la clase obrera haya aprendido a defender el sistema estatal contra
la anarquía del pequeño propietario, cuando haya aprendido a organizar la gran
producción en escala nacional, tomando como base los principios del capitalismo
de Estado, tendrá en sus manos –perdonen la expresión– todos los triunfos, y la
consolidación del socialismo estará asegurad
Perestroika.
La política económica de Mijaíl Gorbachov incluía, entre otros objetivos,
dar más autonomía a las empresas estatales y también convertir empresas
estatales en cooperativas autos gestionados.
China- SOCIALISMO CON CARACTERÍSTICAS CHINAS:
Desde la época de Deng Xiaoping China busca desarrollar el socialismo con características
chinas.
El sistema introducido en la República Popular China por Deng Xiaoping a
finales de los 70 ha evolucionado a lo que muchos economistas fuera de China,
denominan economía de mercado socialista. En la propia China el sistema es
llamado «socialismo con características chinas». Esta teoría sugiere que se
debe intervenir de la manera que menos distorsione la economía en su conjunto,
a través del incremento y el fomento de la propiedad social, pero sin atacar la
privada, creando por ejemplo empresas sociales donde las condiciones del
mercado hayan demostrado la dificultad de crear o mantener empresas privadas, y
sin crear empresas públicas que sólo generen costos u otros déficits más serios
que los de la empresa privada.
Para Deng ni el socialismo ni el capitalismo se caracterizan por la
planificación o las fuerzas del mercado y que simplemente ambas son formas de
controlar la actividad económica. Deng afirmaba que el marxismo pone especial
énfasis en el desarrollo de las fuerzas productivas hasta que se alcance un
alto grado de desarrollo de estas que permitan que se aplique el principio
comunista de cada cual según sus capacidades, a cada cual según sus
necesidades. En la actualidad China se considera oficialmente en la etapa primaria del socialismo para finalmente llegar
comunismo.
Vietnam y Laos en la actualidad también se describen a sí mismos como
sistemas de economías de mercado socialista.
Yugoslavia
En la Yugoslavia de Josip Broz Tito se desarrolló un modelo de socialismo
autogestionario que le permitió a Yugoslavia tener unas condiciones económicas
relativamente mejores que los países del bloque comunista en los años 70 y 80.
Murray Rothbard afirmó que el socialismo autogestionario de la Yugoslavia
de Josip Broz Tito estableció virtualmente cómo debería desestatizarse una
economía desde el principio liberal de la apropiación original ya que los
trabajadores básicamente tenían control de la empresa con la cual mezclaban su
trabajo.
Posteriormente, elementos del socialismo de mercado fueron introducidos
también en Hungría, Checoslovaquia.
LA
RESPONSABILIDAD SOCIAL EMPRESARIAL (RSE)
Es la contribución al desarrollo humano sostenible, a través del compromiso
y la confianza de la empresa hacia sus empleados y las familias de éstos, hacia
la sociedad en general y hacia la comunidad local, en pos de mejorar el capital
social y la calidad de vida de toda la comunidad.
El objetivo principal de
la responsabilidad social empresarial es que el impacto positivo que causan
estas prácticas en la sociedad se traduzca en una mayor competitividad y
sostenibilidad para las empresas. Así, ser responsable socialmente generará
automáticamente más productividad, puesto que una mejora en las condiciones
para los trabajadores optimizará también su eficacia.
La responsabilidad social empresarial se focaliza, en tres vertientes:
cuidado al medio ambiente, a las condiciones laborales de sus trabajadores y
apoyo a las causas humanitarias.
La responsabilidad social empresarial es una herramienta de ventajas en la
calidad de sus trabajadores. Con esta actividad se puede crear lazos y lograr
un buen clima laboral, cosa que es muy importante en la producción. Si los
empleados se sienten a gusto en su trabajo, los resultados serán positivos.
La RSE puede influenciar positivamente la competitividad de las empresas de
las siguientes formas:
·
Mejora de los productos y/o procesos de
producción, lo que resulta en una mayor satisfacción y lealtad del cliente
·
Mayor motivación y fidelidad de los
trabajadores, lo cual aumenta su creatividad e innovación.
·
Mejor imagen pública, debido a premios y/o a un
mayor conocimiento de la empresa en la comunidad.
·
Mejor posición en el mercado laboral y mejor
interrelación con otros socios empresariales y autoridades, mejor acceso a las
ayudas públicas gracias a la mejor imagen de la empresa.
·
Ahorro en costes e incremento de la
rentabilidad, debido a la mayor eficiencia en el uso de los recursos humanos y
productivos.
ESCENARIO
COMERCIALES EN VENEZUELA
Desde principios de la década pasada, hasta fines de 2014, Venezuela se vio
favorecida por los precios del petróleo, históricamente altos, lo cual le
permitió expandir el gasto público en programas ambiciosos. El gobierno creó
diversas empresas públicas y nacionalizó un gran número de empresas privadas en
sectores como hidrocarburos, minería y metalurgia, cemento, banca y
telecomunicaciones. Se implementaron grandes programas sociales llamados
“misiones”, con el objeto de proveer servicios básicos y transferencias de
recursos a favor de sectores de la población tradicionalmente excluidos. El
crecimiento económico y la implementación de políticas redistributivas
permitieron reducir la pobreza considerablemente, de 49.4 por ciento en 1999 a
32 por ciento en 2013, mientras que la
pobreza extrema se redujo de 21.7 por ciento a 9.8 por ciento. La
desigualdad también se redujo, con el índice de Gini reduciéndose de 0,49 en
1998 a 0,41 en 2013, entre los más bajos de la región.
No obstante, la caída del precio internacional del petróleo, junto con
políticas a nivel tanto macro como microeconómico, han afectado de manera
importante el desempeño económico y social del país. La dependencia venezolana
del sector de hidrocarburos ha crecido dramáticamente (el petróleo representa
actualmente el 96 por ciento de las exportaciones). A ello se añade que,
durante las épocas de bonanza económica, Venezuela no acumuló ahorros para
afrontar una reversión de los términos de intercambio o amortiguar los ajustes
macroeconómicos necesarios.
En el corto plazo y mediano plazo, Venezuela enfrenta importantes
necesidades de financiamiento, con un déficit fiscal a fines de 2016 estimado
por encima de 20 por ciento del PIB, así como necesidades de financiamiento
externo muy grandes. El acceso a financiamiento externo es restringido y el
déficit público ha sido en gran parte monetizado. Esta fuente de
financiamiento, los controles de precios, las restricciones en el acceso a
divisas y el colapso de la participación del sector privado en la oferta de
productos básicos, han dado lugar en conjunto a una de las inflaciones más
altas del mundo.
Estos desbalances han ejercido presiones sobre el tipo de cambio, incluso
antes del desplome del precio internacional del petróleo a fines de 2014. El
gobierno ha intentado contrarrestar estas presiones mediante la implementación
de un régimen de tipos de cambio múltiples y de controles cambiarios
adicionales. Estas medidas han contribuido a un fuerte ajuste externo debido a
una contracción de las importaciones. Sin embargo, no han podido frenar la fuga
de divisas. Al mismo tiempo, las medidas cambiarias y la regulación de la
participación del sector privado en la producción y distribución de algunos
productos básicos, han desencadenado una escasez de productos básicos,
presiones inflacionarias y problemas de suministro en un aparato productivo
altamente dependiente de las importaciones. A principios de 2016, el gobierno
dio un viraje en su política cambiaria, estableciendo un tipo de cambio dual y
devaluando al mismo tiempo en un 37 por ciento la tasa oficial más baja, que ha
pasado de 6,3 BsF (bolívares fuertes) por dólar a 10 BsF por dólar. Asimismo,
dispuso que la otra tasa de cambio fuera flotante. Adicionalmente, el gobierno
anunció un incremento de los precios de los combustibles, pese a lo cual los
nuevos precios siguen estando fuertemente subsidiados.
Como resultado, Venezuela atraviesa una severa estanflación (estancamiento
más inflación). La falta de acceso a los datos oficiales dificulta la
evaluación de toda la magnitud de la crisis. Se estima que el PIB se contrajo
por encima del 12 por ciento en 2016, lo cual implica una contracción acumulada
del producto de más del 22 por ciento desde 2013. El consumo privado se
contrajo a un ritmo acelerado por segundo año consecutivo, socavado por la
disminución de los ingresos reales, la escasez generalizada de bienes de
necesidad básica y los costos de transacción cada vez más elevados. Los niveles
de confianza deprimidos y la alta incertidumbre, junto con la falta de
disponibilidad de bienes de capital, han llevado a una fuerte caída de la
inversión. La drástica reducción de la demanda interna ha estado acompañada por
el colapso de las importaciones.
Por el lado de la oferta la contracción fue generalizada, ya que las
cadenas de suministro se han visto afectadas por políticas distorsionadoras,
que van desde el control de precios, el control del margen de beneficio, hasta
las restricciones a las compras de divisas necesarias para las importaciones de
bienes intermedios y bienes de capital. Además, la falta de inversión y
mantenimiento en conjunción con los atrasos crecientes en las compañías de
servicios petroleros han socavado la producción de petróleo, que ha disminuido
en más del 10 por ciento según algunas estimaciones. Una crisis de electricidad
relacionada con la sequía también ha afectado la producción, incluida la
industria manufacturera, mientras que la construcción también ha disminuido
drásticamente. Se estima que el sector agrícola ha disminuido casi un 6 por
ciento, agravando aún más la escasez de alimentos causada por la excesiva
dependencia de las importaciones de productos básicos adquiridas por el Estado
y las agudas restricciones al acceso a divisas para que el sector privado pueda
importar alimentos y productos básicos.
Los servicios también se contrajeron fuertemente, con las mayores contracciones
en el comercio minorista, transporte y almacenamiento, y servicios financieros
y de seguros.
La caída del precio internacional del petróleo ha agudizado los desbalances
macroeconómicos. La cuenta corriente registró un importante déficit en 2015, después
de un ligero superávit en 2014, con una fuerte caída en el superávit del
comercio debido a que el precio del petróleo venezolano se desplomó en un 50
por ciento en 2015, en consonancia con los precios internacionales del crudo y
pese a una marcada compresión de las importaciones. La caída significativa de
las exportaciones de petróleo condujo a un aumento del déficit de la balanza
por cuenta corriente hasta cerca del 9 por ciento del PIB en 2016. Esto ocurrió
pese a una compresión masiva de las importaciones de mercancías del 52 por
ciento a USD17.800 millones, el nivel más bajo en más de 12 años.
La inflación ha continuado acelerándose a lo largo del año, llegando a 741
por ciento en febrero de 2017, mientras que la moneda ha continuado depreciándose
fuertemente en el mercado negro. Desde febrero de 2015, las reservas
internacionales se han reducido a más de la mitad, a US $ 10.300mn a principios
de marzo, con reservas de oro estimadas en US $ 7.400mn, dejando una pequeña
porción de divisas líquidas.
El déficit fiscal se situó en más del 20 por ciento del PIB, ya que tanto
los ingresos petroleros como los no petroleros se vieron afectados. El precio
del crudo venezolano se redujo 22 por ciento en 2016, con un promedio de 34,8
USD / barril, mientras que la producción de petróleo también se disminuyo
El aún joven año 2018 ha nacido con mucho temor y expectativa por parte de
los venezolanos, el deterioro de la situación económica y los elevados precios
no desaparecieron conforme finalizó el mes de diciembre. Enero arrancó con
aumentos diarios, mucha escasez y negocios cerrados, en un escenario que podría
repetirse por todo el año. El ejecutivo nacional aprobó millones de bonos como
una forma de ayudar a paliar la situación económica. En síntesis los escenarios
comerciales en Venezuela presentan el siguiente estatus:
·
En consecuencia, Venezuela tiene grandes retos por delante. El más
apremiante es contener los pronunciados desbalances macroeconómicos que ya
están revirtiendo los logros sociales alcanzados. De manera complementaria,
Venezuela requiere restablecer la confianza del sector privado, mejorando el
clima para las inversiones con miras a fortalecer sus perspectivas de
crecimiento a largo plazo y diversificar sus exportaciones, a fin de reducir su
extremada vulnerabilidad a las fluctuaciones de los precios del petróleo.
Finalmente, estos ajustes deben estar acompañados por una política activa y
bien diseñada para proteger a la población en situación de pobreza.
CONSIDERACIONES
ÉTICA SOBRE LA GERENCIA DE MERCADO EN VENEZUELA
Bien ético
(perfeccionando la condición personal y social de los miembros de la
corporación y, en general, de todos aquellos con quienes se relaciona
(stakeholders); practicando virtudes). Suele preguntarse si la ética es o no un
buen negocio. Algunos señalan que la ética y los buenos negocios son
irreconciliables pues lo único que se logra es perder contratos; como los
ambientes son corruptos y las normas injustas, no tiene sentido preocuparse de
la ética. Además, las ganancias siempre son más fáciles sin la ética. Otros
señalan que sólo siendo éticos se pueden hacer buenos negocios, y ponen de
ejemplo a las empresas extranjeras, donde la necesidad de confianza es un punto
central. ética empresarial, el cual según Ortiz (1995:18) es un valor
intrínseco de toda actividad económica y organizacional porque cualquier
actividad empresarial atrae hacia sí un cúmulo de factores humanos, donde la
dignidad personal es un valor que debe presidir las decisiones de cualquier
organización y la convicción de que la armonía social exige la práctica
habitual de conductas verdaderas.
Asimismo expone
Pérez (1998: 32), que la ética empresarial es el conjunto de conocimientos que
ayudan a formular juicios acerca de las consecuencias de la aplicación de un
plan de acción, en el plano del aprendizaje moral de lo afectado por el plan.
En este sentido, en una afirmación de Cortina (1998), la ética empresarial se
entiende como un cúmulo de valores, ideas morales y caracteres que persiguen
los objetivos por los que la misma existe (satisfacer necesidades humanas).
Sin embargo, en
ambas posturas se advierte una tendencia a instrumentalizar la ética. La ética
no define resultados económicos, no debe interesar porque "se pague"
ni tampoco debe considerarse en función de una demanda de imagen social. Una
concepción legalista de la ética también implica considerarla como un
instrumento o "medio" al servicio de un resultado económico. Ahora bien,
es indudable que para quienes la falta de ética es rentable en el "corto
plazo" termina siendo casi en la totalidad de las veces un mal negocio en
el largo; y viceversa: un comportamiento éticamente correcto es siempre
rentable en el "largo plazo".
El punto de
fondo es que la ética persigue por sí misma la excelencia humana, no el logro
de resultados económicos. En la medida en que cada individuo dé lo mejor de sí,
se maximizarán tanto las potencialidades personales (felicidad) como las
posibilidades de éxito empresarial. Además, la empresa, como sujeto moral, no
existe: sólo son sujetos de sanción o reconocimiento moral las personas.
Así, el
concepto de una gerencia basada en valores es importante. Ello, que tiene que
ver por cierto con las competencias corporativas, la estructura de la
personalidad y las habilidades técnicas, está supeditado siempre a las
competencias personales y a los valores éticos.
Dado que el
resultado esperado en la conducta de las personas está en relación directa con
sus motivaciones, dentro de los motivadores clásicos (extrínsecos, intrínsecos
y trascendentes), aquellos que dicen directa relación con la persona en cuanto
persona resultan no sólo los más importantes sino los más influyentes
No obstante, desde Venezuela, se viene diseñando una plataforma de
desarrollo que nace desde adentro, aunque depende en gran medida del grado de
madurez de la gente de que éste tenga éxito o no. Nuestro sistema apenas nace y
se dibuja como una alternativa ante la crisis, ya queda en nuestras manos
ponerle el agregado para que se robustezca y fortalezca.
Quien siembra vientos… Ya el resto lo sabemos, el modelo capitalista
agoniza, está desesperado. Es hora de que la gerencia en nuestro país pase de
ser un mero sueño y puesto de estatus a una responsabilidad compartida.
Olvidemos los cargos y pongámonos en la línea colectiva, pensemos como equipo y
en vez de un cargo, asumamos una posición, una responsabilidad.
Por supuesto, se urge que este compromiso sea colectivo y vaya en función
del bienestar social, vivir en abundancia, pero en una abundancia de valores,
en el cual moral y ética sean los modelos a seguir y el ser humano sea el
centro.
De nuestra argumentación
se desprende la premisa de que el mercado en una democracia de propiedad pública
o privada, aunque apostamos por la primera debe estar subordinado a las
preferencias individuales facilitando la libertad de las personas en la
elección de alternativas de inversión y consumo, hasta el punto en que tal
ejercicio sólo pueda hacerse sobre el menoscabo de un razonable ejercicio de
libertad por parte de las demás. Tal como hemos sostenido en otra parte, el
correcto equilibro de las libertades positivas y negativas implica relajar la
garantía de no-intervención en las formas de ser y hacer de los sujetos que de
lo contrario cuestionaría todo principio equitativo de regulación, pero también
implica impedir una excesiva intervención en la libre expresión de las
voluntades individuales. Esta premisa estaría mejor servida por una democracia
de propiedad pública donde la propiedad privada de los medios de producción
quede confinada a las etapas iniciales de la iniciativa privada.
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