INTRODUCCION
  Los interesantes aportes del Prof. Ramírez Gómez tratan sobre el papel que el mercado debe jugar en una sociedad democrática, y con este propósito sugiere que éste debería responder a las preferencias del gobierno y no a las preferencias individuales. Nuestra réplica amistosa plantea que este argumento debe ser ampliado para evitar interpretaciones que lo confundan con las fórmulas experimentadas por las economías de planificación total, que han mostrado su ineficiencia en la provisión de valores de uso pertinentes. En este sentido, sostenemos que el mercado debe estar subordinado a las preferencias individuales facilitando la libertad de las personas en la elección de alternativas de inversión y consumo, hasta el punto en que tal ejercicio sólo pueda hacerse sobre el menoscabo de un razonable ejercicio de libertad por parte de las demás.

EL SOCIALISMO DE MERCADO


 
           Es una forma de socialismo que está enmarcada dentro de una economía de mercado. Se diferencia de otros socialismos en que utiliza el mercado para la asignación de recursos. En el socialismo de mercado se pueden ver distintos grados de intervencionismo en el mercado.
     
También se puede definir que el Socialismo de Mercado se refiere a una economía centralmente planificada que utiliza el mecanismo de libre mercado para la asignación de recursos en determinados sectores económicos o bajo determinadas condiciones.
   

 En el socialismo de mercado el Estado se reserva el control de sectores que considera de importancia estratégica (como por ejemplo telecomunicaciones, energía, etc.) pero permite la libre interacción de la oferta y demanda en otros mercados.

Una alternativa adicional es que el Estado permita que un mercado se rija por las fuerzas de oferta y demanda una vez de que se cumpla con determinadas cuotas de producción que quedan bajo su control. Así por ejemplo, el Estado puede permitir que los agricultores vendan en el mercado su producción de manzanas luego de que hayan cumplido con entregar al Estado o vender a un precio controlado una determinada cantidad (por ejemplo 500 kilos al mes).

Tradicionalmente, el socialismo es una doctrina que exige la sustitución de la propiedad privada por la colectiva en los medios de producción, cambio y distribución; del mismo modo, pide la distribución igualitaria de la riqueza y la eliminación de las clases sociales. Los antecedentes del socialismo son tan antiguos como la propia Historia de la Humanidad, pero el término “socialismo” fue acuñado a principios del siglo XIX. De hecho, en las aportaciones de los socialistas utópicos y, sobre todo, en los escritos de Karl Marx (1818-1883) y Friedrich Engels (1820-1895) se hallan los antecedentes más inmediatos del socialismo moderno.
En la actualidad, el socialismo se identifica con posturas ideológicas que aceptan el libre mercado en lo económico, aunque con una significativa intervención del Estado para corregir diferencias sociales.
Las características básicas del socialismo de mercado son:
·                    El Estado controla sectores económicos estratégicos: energía, transporte, telecomunicaciones, banca, etc. En algunos casos se puede permitir que un determinado grupo de empresas compita en estos sectores pero bajo regulaciones que impone el Estado (control precios, límites a ciertas conductas, etc.)
·                    Se suelen ofrecer incentivos fiscales y libertad en la contratación de trabajadores para fomentar la iniciativa empresarial e inversiones.
·                    Los productores de determinados sectores deben cumplir con cuotas de producción y luego pueden vender sus excedentes en el mercado.
·                    Se busca atraer inversión extranjera.
·                    Se promueve la inversión mixta, esto es, la combinación de propiedad nacional y extranjera.

ORIGEN DEL  SOCIALISMO DE MERCADO
 
De acuerdo con Milonakis, a pesar que el origen del término como tal se encuentra en los debates sobre el cálculo económico en el socialismo en la década de los 20 y 30 del siglo XX, su idea básica (la combinación del mercado con los aspiraciones del socialismo) se remontan a los orígenes del socialismo mismo, con la sugerencia de, por ejemplo, John Stuart Mill, acerca de socialismo descentralizado o «cooperativo»5​ y las propuestas de, por ejemplo, Proudhon, acerca de la «autogestión obrera» a través de la «asociación libre de productores».

Socialdemocracia
            Con posterioridad, esa aspiración encuentra cabida en el pensamiento de Eduard Bernstein lo que llevó a su incorporación en los partidos adherentes al socialismo democrático y otros que proponen una economía mixta, tales como los originados del sistema keynesiano.
Marxismo
            Durante el debate mismo, Oskar Lange retoma el concepto desde un punto de vista que puede ser llamado neomarxista. En Teoría económica del socialismo (1937), Lange propuso el uso de mecanismos de mercado por parte de los planificadores centrales, específicamente, un sistema de ensayo y error para establecer precios y asignar recursos, etc. Describe el marxista Teodoro Santana Hernández que no hay que confundir mercado con capitalismo y afirma que «el conjunto de la economía planificada y de la economía de mercado libera las fuerzas productivas y acelera el desarrollo económico, condición sine qua non para el triunfo del socialismo».
            Por su parte, el economista marxista venezolano Manuel Sutherland defiende la tesis de que el marxismo no defiende ni el control de precios ni el control de cambios y siguiendo el Discurso sobre el libre cambio de Marx enfatiza la defensa del libre comercio como revolucionario y el rechazo al proteccionismo como reaccionario. En palabras del mismo Marx: Pero, en general, el sistema proteccionista es en nuestro día conservador, mientras que el sistema del libre cambio es destructor. Corroe las viejas nacionalidades y lleva al extremo el antagonismo entre la burguesía y el proletariado. En una palabra, el sistema de la libertad de comercio acelera la revolución social. Y sólo en este sentido revolucionario, yo voto, señores, a favor del libre cambio.
            Con posterioridad, una serie de desarrollos más o menos complejos o influyentes que, se puede alegar, repagarían ampliamente un análisis más profundo, dieron lugar a la aparición de tres modelos específicos de lo que puede ser visto como tentativas de concretar la visión socialista ya sea dentro de un sistema más general de mercado (por ejemplo, los kibutz en Israel) o del mercado dentro de un sistema más general socialista (por ejemplo, el socialismo autogestionario en la entonces república de Yugoslavia). De interés son los desarrollos que han tenido lugar en la República Popular China a partir de fines del siglo XX, y que son vistos específicamente como una implementación de un sistema socialista de mercado15​ más conocida, a fin de diferenciar, como economía de mercado socialista.

SOCIALISMO DE MERCADO EN LAS ECONOMÍAS DE LOS ESTADOS SOCIALISTAS


            Históricamente, estos intentos de socialismo de mercado buscan retener el control del gobierno en los principios fundamentales de planificación, sobre áreas como la industria pesada, la energía y las infraestructuras, y a la vez descentralizan las decisiones a nivel local. Los sistemas de socialismo de mercado también permiten la propiedad privada de los medios de producción y en servicios, en ciertos sectores económicos secundarios, y bajo ciertos límites que varían según el país (en Yugoslavia podían existir empresas de hasta cinco trabajadores). El mercado se usa para determinar los precios en bienes de consumo y productos de agricultura, y los campesinos tienen permitido vender todos o parte de sus productos en un mercado libre, conservando todo o parte de los beneficios como incentivo para incrementar y asegurar la producción.

Unión Soviética
Nueva Política Económica

El término también ha sido empleado para aludir a los intentos de la economía soviética para introducir elementos de mercado en el sistema económico. Más concretamente, sería el primer intento durante los años 20 de aplicar la Nueva Política Económica (NEP) en la URSS, pronto abandonada.
Ante las críticas de los comunistas de izquierda, Lenin defendió el «capitalismo de Estado» como una etapa transición que representa la «preparación material más completa para el socialismo» y aseguró que «el socialismo es inconcebible sin la gran técnica capitalista basada en la última palabra de la ciencia moderna». Lenin aseguró que «no somos lo suficientemente civilizados como para ir directamente al socialismo». Bajo esta política se permitió cierto grado de libertad de mercado limitada y se implementó tanto un capitalismo privado regulado como empresas estatales con fines lucrativos. Aunque el Estado proletario regularía la economía, Lenin indicaba que los sindicatos debían defender los intereses de clase contra el capital privado y estatal.

En este sentido Lenin diferenció dos formas de capitalismo de Estado:
El capitalismo de Estado en una sociedad en la que el poder pertenece al capital y el capitalismo de Estado en un Estado proletario son dos conceptos distintos. En un Estado capitalista, el capitalismo de Estado significa que es reconocido y controlado por el Estado en beneficio de la burguesía y contra el proletariado. En el Estado proletario se hace eso mismo en beneficio de la clase obrera con el fin de mantenernos frente a la burguesía, todavía fuerte, y combatirla.

            Asimismo, Lenin promovió la creación de sociedades mixtas en las que una parte del capital pertenece a capitalistas privados por cierto, extranjeros y la otra parte nos pertenece a nosotros defendiendo esta estrategia dijo que de esa manera aprendemos a comerciar, cosa que nos hace mucha falta.​ Sin embargo, el mismo Lenin reconocía que no era una medida precisamente anticapitalista sino lo contrario, pero la defendía de la siguiente manera:

            Reconocemos con toda franqueza y no ocultamos que, en el sistema del capitalismo de Estado, el arrendamiento de empresas en régimen de concesión implica un tributo al capitalismo. Pero ganaremos tiempo, y ganar tiempo significa ganarlo todo, sobre todo en una época de equilibrio, cuando nuestros camaradas del extranjero preparan a fondo su revolución. Y cuanto más a fondo la preparen, más segura será la victoria. Pero, mientras tanto, tendremos que pagar un tributo.

Por último, el desarrollo y el aprendizaje de la clase obrera ayudarían a construir el socialismo:

Cuando la clase obrera haya aprendido a defender el sistema estatal contra la anarquía del pequeño propietario, cuando haya aprendido a organizar la gran producción en escala nacional, tomando como base los principios del capitalismo de Estado, tendrá en sus manos –perdonen la expresión– todos los triunfos, y la consolidación del socialismo estará asegurad

Perestroika.

La política económica de Mijaíl Gorbachov incluía, entre otros objetivos, dar más autonomía a las empresas estatales y también convertir empresas estatales en cooperativas autos gestionados.

China- SOCIALISMO CON CARACTERÍSTICAS CHINAS:


Desde la época de Deng Xiaoping China busca desarrollar el socialismo con características chinas.

El sistema introducido en la República Popular China por Deng Xiaoping a finales de los 70 ha evolucionado a lo que muchos economistas fuera de China, denominan economía de mercado socialista. En la propia China el sistema es llamado «socialismo con características chinas». Esta teoría sugiere que se debe intervenir de la manera que menos distorsione la economía en su conjunto, a través del incremento y el fomento de la propiedad social, pero sin atacar la privada, creando por ejemplo empresas sociales donde las condiciones del mercado hayan demostrado la dificultad de crear o mantener empresas privadas, y sin crear empresas públicas que sólo generen costos u otros déficits más serios que los de la empresa privada.
           
Para Deng ni el socialismo ni el capitalismo se caracterizan por la planificación o las fuerzas del mercado y que simplemente ambas son formas de controlar la actividad económica. Deng afirmaba que el marxismo pone especial énfasis en el desarrollo de las fuerzas productivas hasta que se alcance un alto grado de desarrollo de estas que permitan que se aplique el principio comunista de cada cual según sus capacidades, a cada cual según sus necesidades. ​En la actualidad China se considera oficialmente en la etapa  primaria del socialismo para finalmente llegar comunismo.

Vietnam y Laos en la actualidad también se describen a sí mismos como sistemas de economías de mercado socialista.

Yugoslavia


En la Yugoslavia de Josip Broz Tito se desarrolló un modelo de socialismo autogestionario que le permitió a Yugoslavia tener unas condiciones económicas relativamente mejores que los países del bloque comunista en los años 70 y 80.

Murray Rothbard afirmó que el socialismo autogestionario de la Yugoslavia de Josip Broz Tito estableció virtualmente cómo debería desestatizarse una economía desde el principio liberal de la apropiación original ya que los trabajadores básicamente tenían control de la empresa con la cual mezclaban su trabajo.

Posteriormente, elementos del socialismo de mercado fueron introducidos también en Hungría, Checoslovaquia.

LA RESPONSABILIDAD SOCIAL EMPRESARIAL (RSE)


Es la contribución al desarrollo humano sostenible, a través del compromiso y la confianza de la empresa hacia sus empleados y las familias de éstos, hacia la sociedad en general y hacia la comunidad local, en pos de mejorar el capital social y la calidad de vida de toda la comunidad.

            El objetivo principal de la responsabilidad social empresarial es que el impacto positivo que causan estas prácticas en la sociedad se traduzca en una mayor competitividad y sostenibilidad para las empresas. Así, ser responsable socialmente generará automáticamente más productividad, puesto que una mejora en las condiciones para los trabajadores optimizará también su eficacia.

La responsabilidad social empresarial se focaliza, en tres vertientes: cuidado al medio ambiente, a las condiciones laborales de sus trabajadores y apoyo a las causas humanitarias.
La responsabilidad social empresarial es una herramienta de ventajas en la calidad de sus trabajadores. Con esta actividad se puede crear lazos y lograr un buen clima laboral, cosa que es muy importante en la producción. Si los empleados se sienten a gusto en su trabajo, los resultados serán positivos.
           
La RSE puede influenciar positivamente la competitividad de las empresas de las siguientes formas:
·                    Mejora de los productos y/o procesos de producción, lo que resulta en una mayor satisfacción y lealtad del cliente
·                    Mayor motivación y fidelidad de los trabajadores, lo cual aumenta su creatividad e innovación.
·                    Mejor imagen pública, debido a premios y/o a un mayor conocimiento de la empresa en la comunidad.
·                    Mejor posición en el mercado laboral y mejor interrelación con otros socios empresariales y autoridades, mejor acceso a las ayudas públicas gracias a la mejor imagen de la empresa.
·                    Ahorro en costes e incremento de la rentabilidad, debido a la mayor eficiencia en el uso de los recursos humanos y productivos.

ESCENARIO COMERCIALES EN VENEZUELA
           

Desde principios de la década pasada, hasta fines de 2014, Venezuela se vio favorecida por los precios del petróleo, históricamente altos, lo cual le permitió expandir el gasto público en programas ambiciosos. El gobierno creó diversas empresas públicas y nacionalizó un gran número de empresas privadas en sectores como hidrocarburos, minería y metalurgia, cemento, banca y telecomunicaciones. Se implementaron grandes programas sociales llamados “misiones”, con el objeto de proveer servicios básicos y transferencias de recursos a favor de sectores de la población tradicionalmente excluidos. El crecimiento económico y la implementación de políticas redistributivas permitieron reducir la pobreza considerablemente, de 49.4 por ciento en 1999 a 32 por ciento en 2013, mientras que la  pobreza extrema se redujo de 21.7 por ciento a 9.8 por ciento. La desigualdad también se redujo, con el índice de Gini reduciéndose de 0,49 en 1998 a 0,41 en 2013, entre los más bajos de la región.

No obstante, la caída del precio internacional del petróleo, junto con políticas a nivel tanto macro como microeconómico, han afectado de manera importante el desempeño económico y social del país. La dependencia venezolana del sector de hidrocarburos ha crecido dramáticamente (el petróleo representa actualmente el 96 por ciento de las exportaciones). A ello se añade que, durante las épocas de bonanza económica, Venezuela no acumuló ahorros para afrontar una reversión de los términos de intercambio o amortiguar los ajustes macroeconómicos necesarios.

En el corto plazo y mediano plazo, Venezuela enfrenta importantes necesidades de financiamiento, con un déficit fiscal a fines de 2016 estimado por encima de 20 por ciento del PIB, así como necesidades de financiamiento externo muy grandes. El acceso a financiamiento externo es restringido y el déficit público ha sido en gran parte monetizado. Esta fuente de financiamiento, los controles de precios, las restricciones en el acceso a divisas y el colapso de la participación del sector privado en la oferta de productos básicos, han dado lugar en conjunto a una de las inflaciones más altas del mundo.

Estos desbalances han ejercido presiones sobre el tipo de cambio, incluso antes del desplome del precio internacional del petróleo a fines de 2014. El gobierno ha intentado contrarrestar estas presiones mediante la implementación de un régimen de tipos de cambio múltiples y de controles cambiarios adicionales. Estas medidas han contribuido a un fuerte ajuste externo debido a una contracción de las importaciones. Sin embargo, no han podido frenar la fuga de divisas. Al mismo tiempo, las medidas cambiarias y la regulación de la participación del sector privado en la producción y distribución de algunos productos básicos, han desencadenado una escasez de productos básicos, presiones inflacionarias y problemas de suministro en un aparato productivo altamente dependiente de las importaciones. A principios de 2016, el gobierno dio un viraje en su política cambiaria, estableciendo un tipo de cambio dual y devaluando al mismo tiempo en un 37 por ciento la tasa oficial más baja, que ha pasado de 6,3 BsF (bolívares fuertes) por dólar a 10 BsF por dólar. Asimismo, dispuso que la otra tasa de cambio fuera flotante. Adicionalmente, el gobierno anunció un incremento de los precios de los combustibles, pese a lo cual los nuevos precios siguen estando fuertemente subsidiados.

Como resultado, Venezuela atraviesa una severa estanflación (estancamiento más inflación). La falta de acceso a los datos oficiales dificulta la evaluación de toda la magnitud de la crisis. Se estima que el PIB se contrajo por encima del 12 por ciento en 2016, lo cual implica una contracción acumulada del producto de más del 22 por ciento desde 2013. El consumo privado se contrajo a un ritmo acelerado por segundo año consecutivo, socavado por la disminución de los ingresos reales, la escasez generalizada de bienes de necesidad básica y los costos de transacción cada vez más elevados. Los niveles de confianza deprimidos y la alta incertidumbre, junto con la falta de disponibilidad de bienes de capital, han llevado a una fuerte caída de la inversión. La drástica reducción de la demanda interna ha estado acompañada por el colapso de las importaciones.

Por el lado de la oferta la contracción fue generalizada, ya que las cadenas de suministro se han visto afectadas por políticas distorsionadoras, que van desde el control de precios, el control del margen de beneficio, hasta las restricciones a las compras de divisas necesarias para las importaciones de bienes intermedios y bienes de capital. Además, la falta de inversión y mantenimiento en conjunción con los atrasos crecientes en las compañías de servicios petroleros han socavado la producción de petróleo, que ha disminuido en más del 10 por ciento según algunas estimaciones. Una crisis de electricidad relacionada con la sequía también ha afectado la producción, incluida la industria manufacturera, mientras que la construcción también ha disminuido drásticamente. Se estima que el sector agrícola ha disminuido casi un 6 por ciento, agravando aún más la escasez de alimentos causada por la excesiva dependencia de las importaciones de productos básicos adquiridas por el Estado y las agudas restricciones al acceso a divisas para que el sector privado pueda importar alimentos y productos básicos.

Los servicios también se contrajeron fuertemente, con las mayores contracciones en el comercio minorista, transporte y almacenamiento, y servicios financieros y de seguros.

La caída del precio internacional del petróleo ha agudizado los desbalances macroeconómicos. La cuenta corriente registró un importante déficit en 2015, después de un ligero superávit en 2014, con una fuerte caída en el superávit del comercio debido a que el precio del petróleo venezolano se desplomó en un 50 por ciento en 2015, en consonancia con los precios internacionales del crudo y pese a una marcada compresión de las importaciones. La caída significativa de las exportaciones de petróleo condujo a un aumento del déficit de la balanza por cuenta corriente hasta cerca del 9 por ciento del PIB en 2016. Esto ocurrió pese a una compresión masiva de las importaciones de mercancías del 52 por ciento a USD17.800 millones, el nivel más bajo en más de 12 años.

La inflación ha continuado acelerándose a lo largo del año, llegando a 741 por ciento en febrero de 2017, mientras que la moneda ha continuado depreciándose fuertemente en el mercado negro. Desde febrero de 2015, las reservas internacionales se han reducido a más de la mitad, a US $ 10.300mn a principios de marzo, con reservas de oro estimadas en US $ 7.400mn, dejando una pequeña porción de divisas líquidas.

El déficit fiscal se situó en más del 20 por ciento del PIB, ya que tanto los ingresos petroleros como los no petroleros se vieron afectados. El precio del crudo venezolano se redujo 22 por ciento en 2016, con un promedio de 34,8 USD / barril, mientras que la producción de petróleo también se disminuyo

El aún joven año 2018 ha nacido con mucho temor y expectativa por parte de los venezolanos, el deterioro de la situación económica y los elevados precios no desaparecieron conforme finalizó el mes de diciembre. Enero arrancó con aumentos diarios, mucha escasez y negocios cerrados, en un escenario que podría repetirse por todo el año. El ejecutivo nacional aprobó millones de bonos como una forma de ayudar a paliar la situación económica. En síntesis los escenarios comerciales en Venezuela presentan el siguiente estatus:

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En consecuencia, Venezuela tiene grandes retos por delante. El más apremiante es contener los pronunciados desbalances macroeconómicos que ya están revirtiendo los logros sociales alcanzados. De manera complementaria, Venezuela requiere restablecer la confianza del sector privado, mejorando el clima para las inversiones con miras a fortalecer sus perspectivas de crecimiento a largo plazo y diversificar sus exportaciones, a fin de reducir su extremada vulnerabilidad a las fluctuaciones de los precios del petróleo. Finalmente, estos ajustes deben estar acompañados por una política activa y bien diseñada para proteger a la población en situación de pobreza.

CONSIDERACIONES ÉTICA SOBRE LA GERENCIA DE MERCADO EN VENEZUELA

Bien ético (perfeccionando la condición personal y social de los miembros de la corporación y, en general, de todos aquellos con quienes se relaciona (stakeholders); practicando virtudes). Suele preguntarse si la ética es o no un buen negocio. Algunos señalan que la ética y los buenos negocios son irreconciliables pues lo único que se logra es perder contratos; como los ambientes son corruptos y las normas injustas, no tiene sentido preocuparse de la ética. Además, las ganancias siempre son más fáciles sin la ética. Otros señalan que sólo siendo éticos se pueden hacer buenos negocios, y ponen de ejemplo a las empresas extranjeras, donde la necesidad de confianza es un punto central. ética empresarial, el cual según Ortiz (1995:18) “es un valor intrínseco de toda actividad económica y organizacional porque cualquier actividad empresarial atrae hacia sí un cúmulo de factores humanos”, donde la dignidad personal es un valor que debe presidir las decisiones de cualquier organización y la convicción de que la armonía social exige la práctica habitual de conductas verdaderas.
Asimismo expone Pérez (1998: 32), que la ética empresarial es “el conjunto de conocimientos que ayudan a formular juicios acerca de las consecuencias de la aplicación de un plan de acción, en el plano del aprendizaje moral de lo afectado por el plan. En este sentido, en una afirmación de Cortina (1998), la ética empresarial se entiende como un cúmulo de valores, ideas morales y caracteres que persiguen los objetivos por los que la misma existe (satisfacer necesidades humanas).
Sin embargo, en ambas posturas se advierte una tendencia a instrumentalizar la ética. La ética no define resultados económicos, no debe interesar porque "se pague" ni tampoco debe considerarse en función de una demanda de imagen social. Una concepción legalista de la ética también implica considerarla como un instrumento o "medio" al servicio de un resultado económico. Ahora bien, es indudable que para quienes la falta de ética es rentable en el "corto plazo" termina siendo casi en la totalidad de las veces un mal negocio en el largo; y viceversa: un comportamiento éticamente correcto es siempre rentable en el "largo plazo".
El punto de fondo es que la ética persigue por sí misma la excelencia humana, no el logro de resultados económicos. En la medida en que cada individuo dé lo mejor de sí, se maximizarán tanto las potencialidades personales (felicidad) como las posibilidades de éxito empresarial. Además, la empresa, como sujeto moral, no existe: sólo son sujetos de sanción o reconocimiento moral las personas.
Así, el concepto de una gerencia basada en valores es importante. Ello, que tiene que ver por cierto con las competencias corporativas, la estructura de la personalidad y las habilidades técnicas, está supeditado siempre a las competencias personales y a los valores éticos.
Dado que el resultado esperado en la conducta de las personas está en relación directa con sus motivaciones, dentro de los motivadores clásicos (extrínsecos, intrínsecos y trascendentes), aquellos que dicen directa relación con la persona en cuanto persona resultan no sólo los más importantes sino los más influyentes

No obstante, desde Venezuela, se viene diseñando una plataforma de desarrollo que nace desde adentro, aunque depende en gran medida del grado de madurez de la gente de que éste tenga éxito o no. Nuestro sistema apenas nace y se dibuja como una alternativa ante la crisis, ya queda en nuestras manos ponerle el agregado para que se robustezca y fortalezca.

Quien siembra vientos… Ya el resto lo sabemos, el modelo capitalista agoniza, está desesperado. Es hora de que la gerencia en nuestro país pase de ser un mero sueño y puesto de estatus a una responsabilidad compartida. Olvidemos los cargos y pongámonos en la línea colectiva, pensemos como equipo y en vez de un cargo, asumamos una posición, una responsabilidad.

Por supuesto, se urge que este compromiso sea colectivo y vaya en función del bienestar social, vivir en abundancia, pero en una abundancia de valores, en el cual moral y ética sean los modelos a seguir y el ser humano sea el centro.


 CONCLUSION

            De nuestra argumentación se desprende la premisa de que el mercado en una democracia de propiedad pública o privada, aunque apostamos por la primera debe estar subordinado a las preferencias individuales facilitando la libertad de las personas en la elección de alternativas de inversión y consumo, hasta el punto en que tal ejercicio sólo pueda hacerse sobre el menoscabo de un razonable ejercicio de libertad por parte de las demás. Tal como hemos sostenido en otra parte, el correcto equilibro de las libertades positivas y negativas implica relajar la garantía de no-intervención en las formas de ser y hacer de los sujetos que de lo contrario cuestionaría todo principio equitativo de regulación, pero también implica impedir una excesiva intervención en la libre expresión de las voluntades individuales. Esta premisa estaría mejor servida por una democracia de propiedad pública donde la propiedad privada de los medios de producción quede confinada a las etapas iniciales de la iniciativa privada.

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